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Síndrome de vómitos cíclicos

Fecha de publicación: 26/02/2020

Autoría
Mario Pérez Butragueño (Hospital Universitario Infanta Leonor, Madrid)

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¿Qué es?

El síndrome de vómitos cíclicos es una enfermedad caracterizada por episodios repetidos o cíclicos de náuseas y vómitos. Lo más característico es que entre los episodios el niño está asintomático. Los episodios son similares entre sí. La enfermedad suele debutar entre los 3 y 7 años y, con frecuencia, desaparece en la adolescencia, aunque también existen casos en los que comienza en este momento o incluso con posterioridad.

¿Qué síntomas produce?

Un niño que padece vómitos cíclicos tendrá episodios de vómitos más o menos severos, seguidos por periodos de salud. Durante los episodios el niño vomita a menudo, incluso varias veces por hora. Los vómitos pue­den durar desde varias horas a varios días y el paciente puede precisar ingreso hospitalario. Es frecuente que se acompañen de palidez, decaimiento, babeo, cefalea y dolor abdominal. Los sín­tomas pueden empezar en cualquier momento del día, pero a menudo comienzan de madrugada.

Los ciclos en cada niño tienden a ser similares: empiezan a la misma hora del día, duran aproxima­damente el mismo tiempo y se presentan con síntomas similares y de la misma intensidad.

¿Por qué se produce?

La causa del síndrome de vómitos cíclicos no se conoce, pero los niños que lo sufren a menudo tienen migrañas y parece estar relacionado con estas.

Existen varios factores que pueden desencadenar los episodios, aunque en muchas ocasiones no puede determinarse ninguno. Posibles factores desencadenantes son:

  • Infecciones
  • Estrés, tanto positivo (viajes, cumpleaños) como negativo
  • Ayuno prolongado
  • Falta de sueño
  • Alergias
  • Algunos alimentos
  • Periodos menstruales

¿Cómo se diagnostica?

El síndrome de vómitos cíclicos puede ser difícil de diagnosticar porque las náuseas y los vómitos son síntomas de muchas enfermedades. Tu pediatra recogerá datos para una historia clínica y examen físico meticulosos.

Es posible que tenga que transcurrir cierto tiempo para llegar al diagnóstico, ya que para cumplir los criterios diagnósticos actuales el paciente debe haber sufrido varios ciclos de vómitos en un periodo de tiempo determinado.

El pediatra debe también descartar otras enfermedades. Para ello puede ser necesaria la realiza­ción de análisis, pruebas de imagen (ecografías, estudios radiológicos con contraste…) o una endoscopia.

¿Cómo se trata?

No hay un tratamiento curativo para este síndrome. El tratamiento está diseñado para manejar los sínto­mas y ofrecer apoyo al paciente.

El tratamiento incluye dos partes:

Tratamiento del episodio – para frenar o atenuar los vómitos y el resto de síntomas. En la mayoría de los casos, cuando comienza uno de los episodios vómitos, lo mejor es intentar mantener al niño lo más tranquilo posible a oscuras en la cama, en un cuarto silencioso. Puede ser útil administrarle líquidos dulces poco a poco y medicación para las nauseas o un sedante para ayudarle a dormir, si no los vomita. Si los vómitos son intensos, puede que el paciente precise ingresar en el hospital para administrarle líquidos de forma intravenosa y evitar que se deshidrate.

Tratamiento preventivo – incluye medicamentos que pueden ayudar a reducir la frecuencia o elimi­nar los episodios. Tienen efectos secundarios y habrá que valorar, conjuntamente con tu pediatra, el riesgo/beneficio de usarlos.

Sería muy útil que el pediatra proporcionara todos estos consejos en un informe con la medicación y dosis correspondientes a la edad y el peso del paciente.

Las técnicas para el manejo del estrés pueden ayudar a estos pacientes. Identificar posibles desencadenantes de los episodios es también útil para prevenirlos.

Signos de alarma

Las complicaciones asociadas con el síndrome de vómitos cíclicos incluyen:

  • Deshidratación.
  • Desequilibrios químicos (al vomitar se pueden perder importantes cantidades de sales minerales).
  • Hemorragias digestivas (por desgarros del esófago con los esfuerzos al vomitar).